Un amanecer

Él dijo que no quería nada conmigo. Dijo: "es que hay algo especial, precisamente por eso".
No lo entendí, sabía que yo le gustaba lo suficiente y que, a pesar de, estaba allí, conmigo.
"Esto pasa desde siempre", dijo después.
Entonces recordamos otros momentos, cuando el paso del tiempo no nos apuraba y teníamos toda la vida por delante. A veces, en alguna ocasión, nuestras manos habían llegado a un milímetro de rozarse, pero sólo hasta ahí. Algo nos detenía.
"No quiero que esto deje de ser todo lo que es", me dijo.
Que esto deje de ser todo lo que no es. Que nada deje de ser lo que es.
Pensé en una burbuja flotando por el aire. Si alguien la toca, desaparece.
Afuera el cielo empezaba a ponerse claro y la brisa refrescaba de una manera agradable.
Acerqué lentamente mi mano hacia la suya y cerré los ojos. Todo podía pasar...
Pero nada nos detuvo ahora y, afuera, el cielo siguió poniéndose cada vez más celeste.
Entonces llegaron los besos que nunca nos habíamos dado.